Energía que transforma

Una reflexión en torno al Panorama Energético para la Pobreza

En el marco del lanzamiento de la última edición del Panorama Energético para la Pobreza, realizada con el apoyo de UK Aid, organizamos un panel que abordó los retos y las posibilidades del acceso total a la energía —desde la inclusión, el enfoque de género y el cambio climático— como catalizador de grandes cambios.

Compartimos el mensaje de Ivo Salazar, nuestro gerente de Impacto y Proyectos, presentado en dicho panel el 30 de setiembre del 2020.

El potencial de la energía para impulsar el futuro es innegable, pero más aún, la energía tiene el potencial de cerrar brechas tan hondas como imprescindibles de cerrar en el camino de alcanzar el desarrollo de todas y todos los peruanos, especialmente en las zonas rurales del país.

Desde el 2010, Practical Action publica el Panorama de la Pobreza Energética, investigación sobre acceso total a la energía a escala —desde la inclusión, el enfoque de género y el cambio climático— como catalizador de grandes cambios y que toma como muestra los proyectos en energía que desarrollamos en África, Asia y América Latina, recogiendo las realidades de los países donde trabajamos.

La última edición tiene como título: “Facilitar el Acceso a la Energía: De lo local a lo Nacional para soluciones sostenibles en electrificación rural, proyectos productivos y cocción de alimentos con el fin de alcanzar la universalización de la energía”.

Este reporte trata sobre la metodología de trabajo “de abajo hacia arriba”, es decir, una metodología que parte desde la realidad y las necesidades de quienes se encuentran en mayor situación de vulnerabilidad. Con ello se busca contribuir al acceso universal a la energía incorporando el “no dejar a nadie atrás” como un norte clave, incluyendo a las cocinas mejoradas como un componente del acceso.

Algunos datos que se indica en el documento son:

  • Las tareas vinculadas a la cocina, labor frecuentemente asociada a las mujeres, toman 5 horas al día, entre recopilar leña, preparar la leña y cocinar. Aquí, en el Perú, casi 6 millones de personas utilizan cocinas con leña, bosta, carbón, yareta, entre otros combustibles que tienen un impacto negativo para la salud.
  • En cuanto a la electricidad, se muestran realidades de otros países del grupo en los que las brechas siguen siendo importantes. Realidad no muy lejana a la nuestra en la que casi 2 millones de personas no cuentan con electricidad, y algunos otros millones que si bien cuentan con sistemas renovables, grupos electrógenos y redes eléctricas, estos bridan un servicio deficiente y poca disponibilidad de energía que no permite su utilización en usos productivos y sociales que realmente repercutan positivamente en las condiciones de vida de las personas.

En el caso de la conectividad y agua y saneamiento, los números son aún menos alentadores.

En el Perú y en el mundo, todavía hay mucho que hacer. Este mundo que ha cambiado en un muy corto plazo con la llegada de la pandemia, trastocando nuestras vidas y dando lugar a que muchas personas vean el futuro con preguntas y preocupación.

Futuro es una palabra muy significativa y más aún en estas circunstancias donde prima la incertidumbre sobre qué va a pasar en los siguientes meses y años.

Pero, ¿qué mejor representación del futuro que una niña o un niño jugando a imaginar qué quieren ser de grandes? Sin embargo, la base sobre la que se construyen estos sueños es sumamente desigual: para la niñez en las zonas rurales, aspectos esenciales para su desarrollo son más difíciles y por ello, al visualizar su futuro conscientes de las limitaciones de su entorno, comienzan –desde muy jóvenes– a migrar a centros poblados cada vez más grandes en la búsqueda de más oportunidades y mejores condiciones de vida.

Y, este lento proceso de reducción de población en dichas zonas puede llegar a afectar la seguridad alimentaria de todo el país. Más aún cuando el futuro de las actuales niñas y niños se ve cada vez más amenazado por el cambio climático, el cual afecta especialmente a las personas más vulnerables, como las niñas y niños rurales de nuestro país.

¿Cómo hablar de futuro sin buscar cambiar el ahora?

En Practical Action creemos que existen dos vías para mejorar las condiciones de vida de nuestras y nuestros compatriotas en el sector rural, que contribuyan a un desarrollo justo, inclusivo y sostenible para todas las personas.

La primera es mejorar las condiciones de vida de las niñas, niños y sus familias, mejorando sus ingresos a partir de mejorar sus actividades productivas, pero no en una actividad como cambio de semillas, sistemas de riego, entre otras, sino activando toda la cadena de valor hasta la comercialización. De otra forma, no tiene sentido, pues los procesos se quedan truncos, se abandonan, la inversión realizada se pierde y con ella, la esperanza de las personas también.

La otra vía es brindando servicios básicos (electricidad, agua, salud, educación, y conectividad), que sean sostenibles desde un punto de vista técnico, social, económico y ambiental, lo cual sigue siendo un reto para el Estado.

En ambas vías estamos convencidos que las energías renovables tienen un papel que puede contribuir significativamente al desarrollo rural del país, como lo ha comenzado a ser en el Sistema Eléctrico Interconectado Nacional, que representa casi el 5% de la energía generada. Sin embargo, un comentario que puede surgir es que esta situación muestra una inequidad si pensamos que con el 0, 1% de esta energía se podría cerrar la brecha de electricidad en el Perú, no solo en viviendas sino en los servicios sociales.

Hay muchos ingresos al tema de energía, por ello, en esta oportunidad, nos centraremos en uno de los grandes pendientes que tenemos como país: las escuelas rurales alejadas y de frontera. Abordamos cómo las energías renovables pueden contribuir a mejorar las condiciones de estudio del alumnado, y con ello aportar en el aprendizaje de los mismos. Por ello, solo a través del esfuerzo articulado del sector público, el sector privado, la cooperación y los grupos de investigación podremos enlazar el potencial de la energía con el poder de la educación, teniendo en mente que, uniendo esfuerzos, otro futuro, uno mejor, es posible.